Entre los túneles 41 y 42, El Salguero y Peñas Agudas, se encuentra la recta de los Llanos, un tramo a cielo abierto de menos de un kilómetro, pero que supone un pequeño alivio en el duro tramo entre las estaciones de Linares-Congostinas y Navidiello-Parana. Salvo por la presencia de una tajea en mitad de este punto para salvar un arroyo, y una curva, en la recta de Los Llanos existe una banqueta adyacente a la explanación, cuya existencia hay que buscarla en que en este punto se situaba el límite entre los tramos 2º y 3º durante la construcción de la Rampa.
En este punto se situaba la frontera entre los dos contratistas generales que intervinieron en la construcción; era por tanto este lugar, situado a una altitud de 911 metros, el límite inferior del tranvía utilizado por el Señor Regueral que arrancaba en el valle de Las Piedras. La existencia de este espacio junto a la vía, con acceso por camino desde la aldea de San Andrés, ha sido utilizado durante los últimos trabajos de mantenimiento de la Rampa desarrollados al amparo del Tratamiento Integral de la Línea.
Dentro de la historia de la Rampa merece la pena recordar que la recta de los Llanos existía una de las muchas casillas habitadas por personal de Vías y Obras. En este caso la casilla de Los Llanos estaba habitaba por uno de los “carrilanos” que acudió a trabajar en la construcción de la Rampa y que se quedó como peón. En el valle de Parana dentro de la tradición oral hay una rima que lo recuerda:
En la Casilla de los Llanos,
túnel cuarenta y dos,
a un sevillano
siete hijas le dio Dios,
La primera es Carmina,
la segunda Avelina,
la tercera es Visita,
y la cuarta Marujita,
la quinta Vitorina,
la sexta Ilumina,
y la séptima es Anita.
¡Válgame Dios que desgracia!
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