sábado, 23 de marzo de 2019

El final de una era


El pasado 22 de marzo de 2019 ha circulado por la Rampa de Pajares, probablemente y si nada lo remedia, el último tren cargado con carbón, una de las mercancías que en los 135 años de vida de la línea nunca, o casi, ha faltado. La 251-022 se ocupó de la tracción del tren 82770 Aboño-La Robla con salida de origen a las 4:20 de la madrugada.

El final de este tráfico viene justificado por el cierre previsto  de la Central Térmica de la Robla. Todas las compañías energéticas han anunciado recientemente el cierre de sus centrales térmicas a corto o medio plazo por razones de costes derivados de las exigencias mediaoambientales: Endesa anunció el fin de Compostilla para junio de 2020 (además de la CT Teruel), Naturgy ya cerró en 2018 la central de Anllares y anunció el cierre de La Robla para 2020, además de Soto de la Barca y Meirama. Hace un par de años, Gas Natural Fenosa vendió sus minas de carbón sudafricanas. Al parecer, todos los cierres son debidos al alto coste del pago de emisiones de CO2 y del propio carbón, y a que no sería posible rentabilizar las elevadas inversiones para minimizar la contaminación.

Triple cruce en la estación de Campomanes, donde coincide un vacío La Robla-Aboño, con una 251 acompañada de una 319.4, el San Juan de Nieva-Ponferrada con una de las 601 y un Aboño-La Robla a cargo de la 289-107. Fotografía de José Luis Fernández García. 

Antes de la Guerra Civil se instalaron las primeras centrales termoeléctricas en España que empleaban carbón, como la de Santa Cruz de Mieres de la compañía Viesgo y que está tan ligada a la propia electrificación de la Rampa de Pajares. Tras la contienda, y promovidas por compañías eléctricas o el propio Estado, fueron varias las centrales térmicas que se instalaron, como las de Lada (Langreo), Escatrón (Zaragoza), Aliaga y Ponferrada, pero fue a finales de los años sesenta y primeros setenta cuando hubo un desarrollo espectacular en la implantación de nuevas centrales térmicas o ampliación, principalmente en Asturias y León. Estas instalaciones surgieron por la bonanza económica del país, en plena etapa del desarrollismo, y se convirtieron en una alternativa al consumo doméstico, industrial y siderúrgico para el consumo del carbón autóctono, ya entonces en crisis, lo que ha permitido que la minería asturleonesa del carbón haya llegado hasta la segunda década del siglo XXI.


De esta forma surgen en el norte peninsular las centrales de Soto de Ribera, Aboño, Compostilla, Anllares, La Robla, Soto de la Barca, y Velilla del Río Carrión (Palencia). En otras comarcas mineras españolas sucedió de igual forma, tanto con el carbón de hulla, antracita o lignito. En los años setenta surgieron algunas centrales en el litoral andaluz creadas para consumir inicialmente fuel, pero tras las crisis del petróleo se reconvirtieron al carbón, que debía llegar vía marítima o por carretera. Ya entrado el siglo XX nacieron las centrales de ciclo combinado, para consumir gas natural.

Conforme la minería nacional iba perdiendo peso en la producción, las centrales térmicas se vieron obligadas a comenzar a consumir carbón de importación, en especial a partir de los primeros años del siglo XXI, con el aumento de la demanda existente por el periodo de bonanza que vivía el país, además en condiciones más ventajosas  de precio, en. La primera que comenzó a importar carbón y a transportarlo por ferrocarril fue la central de Velilla, que a mediados de los años noventa del pasado siglo lo transportaba desde el puerto de Santander por la línea de La Robla de Feve, en aquel momento en un estado decrépito. En 1995 Feve también comenzó a transportar carbón desde el puerto de El Musel a las centrales de Hidroeléctrica del Cantábrico de Aboño y Soto de Ribera.

En 2006 Unión Fenosa instaló en la térmica de La Robla un apartadero ferroviario para poder recibir por ferrocarril carbón de importación, y a partir del 28 de enero de 2007 Acciona Rail Services se encargó de transportar 600.000 toneladas anuales desde el puerto de El Musel.  Este servicio se desarrolló de forma ininterrumpida hasta el verano de 2009 con tracción diésel, dos locomotoras 333.3, una singularidad en la Rampa hasta entonces fuera de excepcionalidades como averías o temporales de nieve por parte de Renfe. En marzo de 2010 el tráfico fue retomado con una locomotora 253 alquilada a Comsa Rail Transport e incluso 335 hasta finalizar el contrato en el verano de 2010. Posteriormente, a partir de 2011 este tráfico pasó a hacerlo Renfe con su propio material, tolvas TT4 y locomotoras eléctricas.

Cruce de trenes vacío y cargado del tráfico Aboño-La Robla en la estación de Pajares, aprovechada para el cambio del personal de conducción para retornar a su base. Fotografía de José Luis Fernández García. 

El recorte de ayudas al sector de la minería que se produjo en el año 2012, pese a las movilizaciones de los mineros, esto supuso el final de la minería privada en León, con el fin de la Hullera Vasco Leonesa y Coto Minero Cantábrico, la sucesora de la MSP. Esta situación produjo que tanto la térmica de Compostilla como la de La Robla se vieran obligadas a consumir la casi totalidad de carbón de exportación, y  éste, llegase por ferrocarril desde los puertos asturianos. Pese a la situación de crisis global, los buenos precios del carbón frente al gas, y la demanda, hacían que las térmicas leonesas funcionasen a pleno rendimiento. Renfe puso durante temporadas hasta cinco servicios diarios entre Aboño y La Robla.

Unión Fenosa ya había confiado anteriormente a Renfe el transporte de carbón con destino a la central de Anllares, desde Asturias a Ponferrada en vagones XX para trasbordar mediante camiones. Este tráfico no tenían gran volumen y se desarrolló de forma intermitente, con los primeros servicios en 2007 hasta 2012.

Por su parte, Comsa comenzó en 2009 el tráfico de carbón desde San Juan de Nieva a Ponferrada mediante cajas móviles, que hacían el último trayecto desde la estación de Ponferrada a la central de Compostilla en camión, dado que la térmica no tiene conexión ferroviaria de vía ancha. Fuero empleados los contenedores que Comsa había introducido en 2007 para el fallido tráfico de clínquer con destino a Cementos La Parrilla, si bien luego llegaron otro más.

Comsa había comenzado en 2009 a transportar carbón desde los puertos de Ferrol y La Coruña, pero a partir del verano comenzó a hacerlo desde los puertos asturianos de El Musel y Avilés. Este servicio se inició con las locomotoras 335, que incluso han circulado en doble por la Rampa. Durante 2010 este servicio despareció y en 2011 se retomó desde San Juan de Nieva con las 253, y a partir de 2012 con las 601 Bitrac. Posteriormente, a partir de 2015 pasó a realizarse desde Aboño, en algún momento con dos trenes diarios, hasta su desaparición definitiva en el verano de 2018.