viernes, 22 de agosto de 2025

Las 2100 en la Rampa

Las locomotoras de la serie 2100 llegaron a Renfe con el tercer concurso de locomotoras diésel de línea, lanzado a su ver por tercera vez en abril de 1963, para la adquisición de 120 locomotoras de línea de media potencia, dentro del Plan Decenal de Modernización. Entre las condiciones se exigía que los licitadores fueran constructores españoles, aunque se admitía la participación de socios extranjeros. 

El concurso fue repartido de forma salomónica entre dos de las ofertas, 60 locomotoras para Euskalduna asociado a la casa Alco y otras tantas para Macosa junto a General Motors, que dieron lugar a las 2100 y 1900, respectivamente. En ambos casos se trataba de dos tecnologías que Renfe ya conocía, en mayor o menor medida. Las locomotoras 2100 corresponden al modelo FPD-9 de Alco, según especificación DL-500S, que destaca por sus dos cabinas simétricas. Los ferrocarriles de Irán también contaron con este mismo modelo. Las características técnicas de las 2100 eran similares a las de las 1800, con el motor Alco 251-C de 2.180 caballos, y un peso en servicio de 111 toneladas. Todas las 2100 llegaron con freno de vacío para el tren, pero con el tiempo, todas las útiles recibieron el sistema de freno dual para el tren.


La construcción de las ocho primeras unidades fue realizada por Alco en la factoría de Schenectady (New York), en colaboración con General Electric, y llegaron a España a principios de 1965, mientras que la construcción del resto fue contratado por Euskalduna, entre CAF (Beasaín) y la Sociedad Española de Construcción Naval (Sestao). En 1970 el pedido fue ampliado 20 locomotoras más, construidas directamente por Euskalduna, ya bajo el nombre de Astilleros Españoles, en su factoría de Villaverde Bajo. Renfe asignó las locomotoras a los Depósitos de Tracción Diesel de Sevilla-Sta. Justa (2101-2134) y Ourense (2135-2160), y con ellas pudo completar definitivamente la eliminación de la tracción vapor en las líneas principales de Andalucía Occidental y en las líneas de la 7ª Zona, respectivamente. Las 2161-2180 fueron destinadas al depósito de Madrid-Atocha.

Las locomotoras sevillanas acompañaron a las Alco 1600 y se hicieron a cargo de trenes expresos y rápidos en las líneas principales que parten de Sevilla a Córdoba, Cádiz y Huelva, además de la línea Córdoba-Málaga, junto con servicios en el resto de líneas de Andalucía Occidental y sur de Extremadura. La electrificación a finales de los años setenta de las líneas principales permitió su desplazamiento a las líneas orientales de Andalucía, Granada-Bobadilla, Linares-Almería y Granada-Moreda, tras el refuerzo de sus tramos metálicos. A finales de la década de los años 80 el depósito de Granada comenzó a recibir locomotoras 2100 como dotación propia.

Las locomotoras de Ourense acompañaron a la serie 1800, serie que hasta entonces había sido mantenida en el depósito gallego de Monforte, hasta la construcción del orensano. Además de recorrer las líneas gallegas, ambas series tuvieron durante mucho tiempo un radio de acción muy alejado de su base, pues recorrían en servicio regular el norte de Extremadura o Soria, a través de líneas como la Ruta de la Plata y el Valladolid-Ariza, respectivamente. Las 2100 fueron las titulares de los expresos y rápidos desde A Coruña, Pontevedra y Ferrol, además del mítico Sudexpreso.

Las locomotoras de Madrid-Atocha se ocuparon, junto con las potentes 4000 (derivadas de las V-200 de la DB) y las pequeñas 10800 (General Electric U10-B), de dar tracción a todo tipo de trenes en las líneas sin electrificar que partían de Madrid, alcanzando puntos tan distantes como Zaragoza, Valencia, Cartagena, o las estaciones fronterizas con Portugal, en Extremadura.

Las electrificaciones realizadas en los años setenta del pasado siglo, y en especial, tras la llegada de la serie 333, dotadas de calefacción eléctrica para el tren y asignadas inicialmente a los depósitos de Madrid-Atocha, Valencia y Salamanca, restó protagonismo a las 2100 con trenes de viajeros principales, conservando los Ómnibus, además de los expresos de Ferrol y Pontevedra, donde la circulación de la serie 333 estaba restringida por motivos de peso. La llegada en la siguiente década de las unidades diesel 592 y 593, dotadas de aire acondicionado, motivó la desaparición de los Ómnibus, con los que las 2100 abandonaron los trenes de viajeros, y las especializaron en servicios mercancías, con plena satisfacción en sus feudos tradicionales.

A principio de la década de los noventa del pasado siglo Renfe se planteó el futuro de la serie, ante el descenso continuado de los tráficos de mercancías y los achaques de la serie agudizados por la falta de repuesto. Mientras que la serie 1900 había sido sometida a serias reformas mediante la reconstrucción de todas las locomotoras mediante una nueva cajas y equipo eléctrico al sustituir el generador por un alternador, las 2100 recibieron tímidas reformas encaminadas a mejorar el confort, y sólo en algunas unidades los nuevos colores adoptados por Renfe. En aquel entonces las 2100 dependían de la Unidad de Negocio de Tracción y aunque se conservan las bases tradicionales, se destinan a bases en las que nunca antes habían trabajado, como Miranda de Ebro, Barcelona, Valencia, donde eran dedicadas a lanzaderas, maniobras pesadas y trenes de trabajos para Infraestructura. Las locomotoras excedentes fueron enajenadas a Argentina, país necesitado de material de tracción tras la privatización de sus ferrocarriles; entre 1994 y 1995 fueron vendidas 22 locomotoras a las empresas Sefepa y BAP, luego ALL, si bien muy pronto gran parte de ellas terminaron apartadas o sirvieron como donantes de piezas compatibles a otras locomotoras Alco.

A finales del pasado siglo, Renfe dejó de contar con las 2100 para los servicios de mercancías, y las supervivientes fueron repartidas entre la UN de Mantenimiento de Infraestructuras, para trabajos en la vía, y la UN de Mantenimiento Integral de Trenes, que reunió las excedentes y las dedicó a alquileres de largo plazo, como fue el caso de Aceralia, y la venta de locomotoras a empresas contratistas: dos a Tecsa, dos a Comsa, una a Necso, dos a  Vías y Construcciones, y dos a Guinovart & Oshsa. Una parte de las locomotoras de Mantenimiento de Infraestructuras fueron modernizadas, y así 16 unidades pasaron una Reparación General y recibieron equipos de aire acondicionado, aunque también dispuso de otras sin modernizar o como fuente de repuestos. En 2005 pasaron a ser propiedad del Administrador de Infraestructuras, Adif, aunque varias locomotoras ya habían causado baja, y la última de todas ellas funcionó hasta 2022.

Actualmente, de todas las locomotoras propiedad de Renfe y Adif, consta que 33 unidades han sido desguazadas, de las cuales cuatro ya lo habían desaparecido tras graves accidentes en época de Renfe, mientras que, otras 17 están apartadas a la espera de su desguace. De las siete locomotoras vendidas a empresas de trabajos de vía varias han sido relevadas de sus funciones, alguna revendida a otras empresas, ocasión aprovechada por Alsa Rail de la mano de la empresa  Auxiliar de Patrimonio Ferroviario S.L., para adquirir dos de ellas procedentes de Tecsa, junto a una tercera aún no reparada. La 2180 cayó en manos de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, y que se ocupó de remolcar el Tren de la Fresa, y actualmente ha sido cedida a la asociación Asvafer.

2100 en Asturias

Aunque las 2100 ya habían estado presentes en Asturias, fue a partir de mediados de la década de los setenta del pasado siglo cuando las 2100 y 1800 de Ourense comenzaron a convertirse en habituales en Asturias, siempre de manera minoritaria en número pero permanente, por diversos motivos: la puesta en funcionamiento de los ramales de acceso a Gijón-Puerto y Parque de Carbones, que fue realizado de manera provisional con tracción diésel, la demanda de alquiler de locomotoras por parte de Ensidesa y la necesidad de disponer de tracción para el servicio de mercancías en la línea de Oviedo a Trubia con la jubilación de las últimas 6000. La necesidad de disponer de material de tracción para los posibles rescates en la Rampa de Pajares en caso de temporales de nieve, y también para las tareas de exploración, con las eficaces cuñas quitanieves, consolidó esta presencia en la Rampa. Precisamente cuando realizaba estas funciones, la 2143 desapareció en el accidente del túnel 50, en septiembre de 1978.

Más adelante también se emplearon en el ferrocarril de La Camocha y en el ferrocarril de las canteras del Naranco, junto a algún tren más dentro del turno de interiores. En 1995 el Depósito de Oviedo tuvo una pequeña dotación de locomotoras 2100 asignadas, por primera vez, en una de las dotaciones más pequeñas y efímeras. El taller también se ocupó del mantenimiento de las locomotoras arrendadas a Arcelor.

Las 2100 se ocuparon de la exploración de la Rampa hasta la campaña del año 2000, tras la llegada a Asturias de varias locomotoras 319 como sustitutas. Posteriormente, alguna locomotora de Adif ha estado presente en Asturias con trenes de trabajo, laboratorios o los herbicidas, pero fueron poco frecuentes, dado que la Gerencia de Mantenimiento de León disponía de la 319-243.

En el pasado más reciente, las 2100 de Alsa han circulado por la Rampa en 2023 con el tren de PTG Tours, con aficionados ingleses que quisieron recorrerla. Ese mismo año también circuló la 2175, remolcada tras su reparación por Ferrovias Astur, una vez que fue comprada por Cosfesa a Vías y Construcciones.

Para quienes quieran conocer más sobre estas míticas locomotoras, no podemos dejar sin recomendar el libro dedicado a las 2100 de Monografías del Ferrocarril de Juanjo Romero, Antonio Gutiérrez y Lluís Prieto. https://www.monffcc.com/libro24.htm


 

martes, 12 de agosto de 2025

Mercancías 30

 En 2021 el Ministerio de Transportes anunció una iniciativa para duplicar en 2030 el peso del transporte de mercancías por ferrocarril, para pasar del cinco por ciento en ese momento, al diez por ciento al final de la década. La iniciativa fue presentada ante todos los actores concurrentes, como operadores logísticos, ferroviarios, Puertos del Estado y por supuesto Adif, en la que se recordaron las inherentes bondades del sistema, por su menor impacto ambiental, siniestralidad y de ahorro energético. Este plan iba regado por más de 8.000 millones de ayudas púbicas, entre las cuales estaban 1.500 millones de con cargo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.

Pese a todo lo anterior y al paso de los veinte años redondos de la liberalización del tráfico de mercancías por ferrocarril, el peso de este medio no para de caer o en el mejor de los caso permanece estancado en una cifra ridícula frente a otros medios de transporte. Aunque la apertura de nuevas líneas de Alta Velocidad podría haber dado mayor capacidad para las mercancías, la llegada de nuevo material móvil de mayor capacidad y la mayor competencia por la ya citada liberalización, el escenario es muy negativo, con nuevos tramos de vía única donde antes había doble para permitir accesos de las LAV a determinadas ciudades, obras que se eternizan pese a que se realizan mediante cortes totales de líneas y otras muchas restricciones de todo tipo, especialmente burocráticas o de fiscalización donde antes no existía. En todo caso, entre todos los operadores ferroviarios que existen apenas se captan nuevos tráficos y menos aún son los que se consolidan, y en muchos casos, los que aparecen son los que va perdiendo Renfe Mercancías en una hemorragia continua que supondrá su fin por desaparición de todos sus trenes, o se trata de tráficos de prueba, que apenas duran media docena de circulaciones.

En el caso de Asturias, la llegada de la Variante apenas ha logrado la circulación de un nuevo tráfico, que en los primeros meses del presente verano de 2025 ha supuesto la circulación de un Teco operado por Alsa entre el Puerto de El Musel y Villadangos, con legumbres de importación, pero que tras tres servicios todo apunta a que no se repetirá por el momento. El verdadero cuello de botella ferroviario en Asturias se encuentra más arriba, como es el paso entre Ablaña y Villabona, pese a la vía doble y la línea de Viella, además de los accesos a las terminales, en las que nada se ha invertido en décadas. 

La semana pasada se inició un nuevo tráfico por parte de Low Cost Rail, que ya había operado en la Rampa de Pajares en el pasado, iniciando el tráfico de Tramesa a Villadangos. El pasado 7 de agosto de 2025 circuló un tren de Railsider entre Trasona y Sagunto de Railsider, que por falta de habilitación del maquinista por la Variante circuló por la Rampa, con una marcha especial 90556 Pola de Lena - Sagunto. Low Cost Rail se ha ocupado de varios trenes Railsider desde hace unos meses, coincidiendo con la recepción de tres locomotoras nuevas Euro 6000, en concreto las 256-220 a 222.

viernes, 20 de junio de 2025

Trenes singulares en la Rampa (II): trenes de autobuses de la EMT para Cuba

El 7 de abril de 1995 pude acceder por primera vez a la estación de Gijón-Puerto, una de las dos terminales de ancho Renfe dentro del puerto de El Musel. Allí se encontraba apartada una composición de plataformas de ejes cargadas de autobuses rojos que estaban destinos a ser embarcados en el puerto con destino a Cuba. Este tren había llegado unos días atrás, procedente de Madrid, y había atravesado la Rampa de Pajares, probablemente remolcado por una locomotora 251, en color azul, como se encontraban todas en aquel entonces. Lamentablemente no pude realizar ninguna fotografía al tren, pero afortunadamente existen fotografías de este mismo tren en Madrid, realizadas y amablemente compartidas por su autor, José Manuel García Toresano.


Tras la disolución de URSS, a partir de 1990, la República de Cuba sufrió la pérdida de su primer valedor, tras lo cual se internó en un periodo de precariedad económica sostenida en el tiempo. A lo largo de aquella década se recuperaron vínculos entre España y Cuba, y nació un movimiento de solidaridad con el país caribeño. En este contexto se produjo la cesión de numeroso material móvil excedente como fueron autobuses, camiones, coches o camiones de bomberos, recién retirados del servicio, por parte de ayuntamientos y empresas municipales, o lo comités de empresa de estas últimas. El Sahara Occidental, Haití o la República Dominicana también fueron receptores habituales de este tipo de material desde la década de los ochenta del pasado siglo, igualmente cedido de manera altruista, o por un precio simbólico. La precariedad en Cuba era tal, que los vehículos, una vez que eran descargados en la isla, eran puestos en circulación tal y como llegaban, conservando decoraciones originales, matriculación propia e incluso indicadores de destinos.

Entre todos las empresas públicas que realizaron envíos de autobuses a Cuba en los últimos 35 años destacó la EMT madrileña, pero se produjeron envíos de prácticamente todas las empresas, como fueron sus homónimas valenciana o Malagueña, TMB de Barcelona, Tuzsa de Zaragoza, TUSSAM de Sevilla, Bizkaibus, EMTUSA de Gijón, AUCORSO de Córdoba e incluso alguno de los míticos autobuses Fernández de León, o de pequeños ayuntamientos, e incluso particulares. En el caso de la EMT de Madrid, el gran relevo de su parque se produjo a lo largo de la década de los años noventa del pasado siglo, lo que supuso el envío masivo de autobuses. No sólo autobuses fueron cedidos, y así, el comité de empresa de la factoría Alsthom en Santa Perpetua cedieron un automotor prototipo de ejes fabricado para Finlandia, pero que no fue aceptado por el comprador. Los Ferrocarrils de Generalitat de Catalunya enviaron automotores eléctricos, las míticas granotas, de la línea de Sarria, destinados al ferrocarril eléctrico de Jersey.


Los autobuses enviados en aquel momento eran los Pegaso 6038, presentes en la EMT madrileña entre 1980 y 1999 con 884 unidades, en seis entregas diferentes, lo que supuso un tercio de las más de 2.500 unidades fabricadas por ENASA para varias ciudades españolas, con carrocerías de Noge, Castrosua y Unicar. Este vehículo era prácticamente un 6035, potenciado y en algún caso entregados ya cambio semiautomático, en todo caso, último representante de la saga Monotral con motor central. Fueron conocidos en Madrid con el apodo de petroleros, y conservaron el característico color rojo durante toda su existencia. Durante algún momento de su existencia, supusieron la mitad del parque de la EMT. Al parecer, en Cuba no tuvieron mucho éxito y pronto fueron apartados, tras la llegada de más material cedido. 


sábado, 31 de mayo de 2025

La desaparición del viaducto de Parana

En noviembre de 1943 se realizó un proyecto para la sustitución del viaducto de Parana por un terraplen, o más correctamente un pedraplén. Las deficiencias existentes en el anclaje de la pila metálica del lado Gijón provocaban un desplazamiento lateral del tercer tramo del viaducto al paso de los trenes descendentes, lo que obligaba a reducir la velocidad de los mismos a su paso y mantener vigilancia constante. Probablemente esta situación se debió al atentado que sufrió el viaducto durante los sucesos de la Revolución de Asturias de Octubre de 1934.


En el proyecto se contemplaba el relleno del fondo del valle con estériles de mina, 128.000 metros cúbicos en total, previo desvío del río Parana y del arroyo La Sorda mediante una alcantarilla y un túnel excavado en la roca, respectivamente, para poder asentar el terraplén directamente sobre el terreno.

En enero de 1944 se adjudicaron las obras a la empresa Goicoechea S.L. presupuestadas por algo más de millón y medio de Pesetas. Las obras no iban a resultar fáciles, pues la excavación del túnel para el desvío del arroyo de La Sorda se complicó más de lo previsto por las filtraciones de agua y el suministro de estériles de mina se retrasaba también. El contratista reclamó sucesivas revisiones de los precios, junto a la presentación de precios contradictorios por partidas no previstas, alargándose las obras por éstas causas, junto a las inherentes de la complejidad de los trabajos que debían ser simultaneados con la circulación de los trenes; el vertido de estériles de mina se hacía desde los propios vagones situándolos sobre el viaducto de Parana. En el verano de 1949 se anula el contrato con la contrata al no alcanzar entonces el terraplén ni la mitad de la altura.

Es necesario redactar un nuevo proyecto para contemplar la revisión de precios y partidas y la obra se adjudica nuevamente a la empresa Garriber. Al parecer en este proyecto se decide desguazar los tramos metálicos para eliminar totalmente la estructura, sin embargo las pilas metálicas ya estaban embebidas por el terraplén. Esta modificación obliga a aumentar la base del terraplén y su volumen mediante el vertido de nuevos espaldones de estériles sobre lo ya construido al aumentar la altura del terraplén, y por ello aumentar la longitud de los desvíos de los cauces fluviales. Estas modificaciones retrasarían la finalización de las obras, y hasta el 25 de abril de 1952 éstas no se dan por concluidas, enterrando para siempre el mito del viaducto de Parana. El coste total de las obras se multiplicaría por tres al superar los cuatro millones y medio de Pesetas.


Con esta actuación, necesaria de todas formas para admitir material móvil más moderno y pesado, como finalmente sucedería, desapareció uno de los viaductos más espectaculares de los ferrocarriles españoles. Aunque no destacaba sobre otros ni por su longitud ni altura ni luz, sí lo hacía por su ubicación y características, en plena curva y en rampa de 20 milésimas, además de contar con pilas metálicas, y por la autoría de su diseñoe instalación. Una solución similar a la del viaducto de Parana fue acometida para eliminar los viaductos metálicos de Congostinas y Matarredona. Aunque ya no se pueda desenterrar jamás el viaducto de Parana quizás se podría realizar una cata para recuperar un pequeño trozo de un tramo metálico...

viernes, 30 de mayo de 2025

Trenes singulares en la Rampa (I): el tren del Circo Price

Comenzamos una nueva serie de entradas dedicadas a aquellos trenes únicos o tráficos puntuales que han circulado en algún momento por la Rampa de Pajeres, que, dada su singularidad y excepcionalidad, y pese a que no existan apenas testimonios gráficos, y menos aún en pleno paso del puerto, merecen ser rescatados del olvido. Nuestros amigos los modelistas, entre otros, lo agradecerán.

El primero de los trenes que traemos es el de los convoyes del célebre Circo Price, que durante varios años alcanzaba con una frecuencia anual, la ciudad de Gijón. Hasta finales de los años setenta del pasado siglo este circo, ya centenario por entonces, se desplazaba por toda la geografía española para realizar sus funciones especiales fuera de su sede fija madrileña. El Circo Price fue un circo fundado en 1853 por el irlandés Thomas Price en la ciudad de Madrid, y entre 1880 y 1970 tuvo su sede física en un edificio en la Plaza del Rey. Sus gestores, Feijoo y Castilla, continuaron durante aquella década y primeros años de la siguiente con las giras por España con los clásicos circos de provincias, bajo el nombre del Circo Price de Madrid.

Para trasladar toda la caravana circense de carretas, viviendas, animales y materiales de ciudad en ciudad, pese a que en los años setenta del pasado siglo ya había buenos transportes por carretera, el Circo Price de Madrid seguía confiando en el ferrocarril para realizar estos movimientos. Así, el diario El Comercio de Gijón anunciaba que, para la instalación del circo en la villa gijonesa con duración de una semana, eran necesarios dos trenes con cuarenta unidades cada uno. Conocemos que durante la década de los setenta del pasado siglo el Circo Price de Madrid se trasladó a Gijón, al menos, en 1972, 1973 y 1977.  

El Comercio, 1972

Conocemos la existencia de al menos, una fotografía de estos trenes camino de Gijón, tomada el 11 de julio de 1977 en la señal avanzada de Santa Lucía por el alemán Norbert Cremers, a quien agradecemos enormemente su amabilidad al permitirnos publicar esta imagen. El tren estaba formado por la inglesa 7753, un coche de viajeros de la familia 5000 y vagones plataforma M1, sobre los cuales iban cargadas las carretas. El Festival Mundial del Circo 1977 estuvo en Gijón entre los días 15 al 19 de julio, ubicado en las inmediaciones del Molinón.  

Pueblo, 1974

El Comercio, 1977