El Padre Suarez fue durante casi una década la máxima autoridad a nivel mundial de la Orden de los Dominicos, puesto alcanzado por su valía e inteligencia. En la noche del 30 de junio de 1954 el Padre Suarez regresaba de Roma, cuando el Fiat conducido por su secretario personal, el Padre Martínez se durmió y chocó contra un árbol en las cercanías del pueblo de Salses-le-Château, próximo a Perpignan, falleciendo ambos en el acto. Al año siguiente, la Renfe colocó la placa de la estación de Campomanes en su recuerdo.

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