martes, 31 de mayo de 2016

Los obreros de la Rampa de Pajares

Aquellos infelices que para ganar un mezquino salario duermen en miserables chavolas [sic] y pasan el día ó la noche trabajando en un túnel, donde respiran el mortífero humo de la dinamita que envenena la sangre y destroza los pulmones. (El diario de Lugo de 28-10-1883.)

El pasado épico de la Rampa de Pajares no solamente se ha forjado a partir al abnegado trabajo, siempre en difíciles condiciones, de los ferroviarios que en ella han prestado servicio, sino que también a él han contribuido quienes participaron en su construcción. Este periodo fue muy breve, apenas cuatro años, pero de gran dureza e intensidad, y en el que muchos de los obreros que acudieron a las obras dejaron en ellas su vida. Su recuerdo ha quedado en la memoria y la tradición oral del concejo de Lena en forma de la leyenda de «la Encarrilá».

Detalle de una fotografía de Sauvanaud con la presencia de la Guardia Civil en las obras de Pajares, entre los túneles del Canto de la Laguna y El Bescón
En los años de 1882 y 1883 se cuantificaba en unos 10.000 los obreros que trabajaban simultáneamente en la Rampa; en la actualidad el concejo de Lena tiene una población de 12.000 habitantes, lo que nos permite hacernos una idea de lo que esta masa obrera supuso. Pese a la importancia de este movimiento obrero en la historia de la Asturias del siglo XIX, apenas ha sido investigado, y hoy tan solo quedan noticias sueltas en las hemerotecas, y probablemente algún apunte en los archivos parroquiales, judiciales o de la guardia civil en forma de actas de defunción, denuncias y declaraciones, aún por descubrir.

¿De dónde llegaron los obreros?

Los lugares de procedencia de los obreros que trabajaron en las obras de la Rampa fueron muy diversos, aunque el grueso estaba formada por gentes del país, o que habían llegado a Asturias con anterioridad atraídos por el trabajo que ofrecía la minería del carbón y la siderurgia, y gallegos, dada la proximidad de aquellas provincias. De forma simultánea a la construcción de la Rampa también se estaban construyendo en Asturias otros ferrocarriles, como eran el minero de Trubia a Quirós, la prolongación del Langreo desde la Oscura a Laviana y la línea de Oviedo a Trubia, también por parte de AGL.



En aquel entonces a este tipo de obras recalaban en su mayor parte campesinos sin experiencia en este tipo de trabajos, aunque también algún minero y obrero especializado, así como ex-convictos y fugados de la ley de otras partes de la geografía. Casi tres décadas antes, cuando se construyó el ferrocarril de Langreo en el que se fue necesario horadar los primeros túneles ferroviarios de importancia en la península se recurrió a mineros franceses, dada su mayor experiencia en las tecnologías a emplear; su periplo por Asturias fue una auténtica odisea hasta poder cobrar sus emolumentos y recuperar sus pasaportes para poder regresar a su país.

En el año 1881 la prensa recogía que «la escasez de obreros con que tropiezan los contratistas de las obras del ferro-carril del Noroeste, á pesar de los buenos jornales que se ofrecen, tanto que á los trozos de Pajares ha habido que llevar braceros vizcaínos y algunos peones de los que había empleados en la carretera han pasado a trabajar en la línea». (El Constitucional, 10 de septiembre de 1881).

En aquel entonces se ofreció trabajo en la Rampa a los compatriotas que huyeron de Saida (Orán-Argelia), oriundos de las provincias de Alicante, Murcia y Almería, que hasta entonces trabajaban en la campaña recolección de esparto. El 11 de junio de 1881 se habían producido revueltas independentistas en Orán, y en ellas fueron asesinados con ensañamiento 190 españoles y varios centenares quedaron retenidos. Este ofrecimiento igualmente fue realizado por el contratista de las obras de la línea de Trubia.

En el verano de 1882 se buscaron obreros en Andalucía, donde parece ser que las cosechas habían sido muy malas y había una gran miseria, mientras que en Asturias por entonces era práctica habitual que los obreros autóctonos abandonaran los trabajos en la industria o la minería para dedicarse temporalmente a las tareas agrícolas, coincidiendo con los meses de verano. Los años 1881 y 1882 habían sido muy malos para la agricultura en Andalucía y había provocado grandes hambrunas y miseria, lo que provocó varias revueltas de los agricultores e incluso movimientos anarquistas radicales como el conocido de La Mano Negra. El gobernador de la provincia de Oviedo contactó con su homónimo de Sevilla y éste, a su vez, telegrafió a los alcaldes de Estepa, Cantillana, Lebrija, Palomares, Puebla de los Infantes, Lora del Río, Lucena, Pedroso y Montellano, ofreciendo trabajo para 500 obreros para las obras de Pajares y otras en Langreo. (Diario oficial de avisos de Madrid. 25/8/1882). A finales de agosto un grupo de jornaleros del pueblo cordobés de Cañete de las Torres partió hacia Asturias con el fin de hallar trabajo en las obras de Pajares. (El Debate 22/8/1882).

El final del verano de 1882 fue muy lluvioso y se arruinaron las cosechas, por lo que repentinamente hubo un exceso de mano de obra: «En el puerto de Pajares ya no puede emplearse más gente de la que hay allí, y por lo tanto, deben promoverse otras obras donde hallen ocupación los que en breve la han de necesitar.» (Discusión 5/9/1882)

En el invierno de 1883 llegaron a las obras unos 200 de obreros italianos, pues según recogía la prensa: «los españoles rehúsan los 20 y hasta los 24 reales de jornal que ganan los aprendices canteros». La relación con los obreros españoles parece ser que no fue buena, pues eran insultados por éstos y pronto se intuyó que la tensión entre ambos grupos podría estallar.

Además de los italianos, también había en las obras personal francés, principalmente como encargados o especialistas que llegaron de la mano de alguno de los destajistas, que anteriormente ya habían trabajado en España para la compañía del Norte en la línea Imperial de Madrid a Irún, así como ciudadanos húngaros y de otras nacionalidades.

La vida fuera de las obras

Los obreros se hacinaban en campamentos provisionales a pié de los tajos dispuestos por los destajistas, sin embargo fueron muchos los casos de obreros que se quedaron fuera de ellos y debían recurrir a dormir en las cabañas para el ganado que existían en el monte alquiladas a los dueños, aunque se daban casos de ocupaciones sin permiso. Se trabajaba a turnos, por lo que lo que fue práctica habitual lo que se conoce como «cama caliente»: los obreros se reemplazaban para trabajar y para dormir.

Al parecer, los inviernos de los años 1880 a 1884 fueron los más benévolos de todos cuantos la gente recordaba, así lo contaba el periodista lenense Constantino Rebustiello que entrevistó a gente que vivió aquella época. De haberse dado algún invierno con fuertes nevadas, sin duda la duración de la obra hubiera sido mayor, y las consecuencias para los obreros funestas.

Detalle de una fotografía de Sauvanaud en la que aparecen al pié de las obras un poblado para los obreros. Túnel de Congostinas.
Las relaciones de los obreros con los aldeanos de pueblos de la Rampa tampoco eran buenas, pues fueron frecuentes los robos, allanamiento y ocupación de propiedades e incluso intentos de abuso a las mozas de los pueblos. Los sábados por la tarde y los domingos, los de la Encarrilá tomaban las aldeas de los valles de Pajares, Congostinas y Parana con el afán de divertirse y tenían atemorizados a los nativos. El mero hecho de que los obreros atravesaran sus propiedades para acudir al tajo en lugar de utilizar los caminos provocaba grandes molestias y soliviantaba a los aldeanos. Rebustiello nos narra una situación que terminó en tragedia: en una ocasión, un grupo de obreros atravesó una finca, en presencia de su dueño, mientras trasladaban en una camilla a un compañero herido en dirección al hospital de Malvedo. El paisano armado con una escopeta, al comprobar que la gravedad del herido no era tal pues parece el grupo venía haciendo bromas, les prohibió el paso por sus tierras, por lo que se abalanzaron sobre él con navajas, a lo que respondió disparando el arma. A resultas del disparo uno de la encarrilá fue alcanzado en el pecho y el resto del grupo salió corriendo; a las pocas horas el herido falleció en el hospital de Malvedo.

Entorno a los obreros, en su tiempo de descanso, se extendió el juego, la bebida y la prostitución, lo que además era reclamo de gentes de malvivir que acudían a la cercanía de las obras. Puente de los Fierros fue el epicentro de estas actividades; en el verano de 1882 fue descubierto por la Guardia Civil de Puente de los Fierros que entre las gentes de la Encarrilá circulaban crecidas cantidades de moneda falsa. La responsable de ponerla en circulación fue detenida y confesó que ascendía más de 500 pesetas. El asunto pasó a manos del juzgado de primera instancia. (La ilustración cantábrica 8 de julio de 1882.)

Los enfrentamientos de los obreros entre sí pronto se produjeron. La presencia de la Guardia Civil aplacó alguna reyerta, pero al parecer, apenas había veinte números de la Benemérita en la zona de las obras, a todas luces insuficientes para controlar todo el volumen de personas.

En el verano de 1883 se produjo una primera reyerta tumultuosa que acabó en tragedia, con la muerte de tres obreros y otros tanto heridos. El asunto fue tratado incluso en el Congreso, en la sesión celebrada el 9 de julio de 1883. El diputado Celleruelo denunció al ministro de la Gobernación los conflictos que diariamente sucedían en las obras del puerto de Pajares: «se dan verdaderas batallas campales hasta el punto que el otro día hubo de resultas de un combate entre los trabajadores tres muertos y 88 heridos graves, y todo por consecuencia de tener con ellos los tres elementos de discordia, «las mujeres, el vino y el juego», dando la coincidencia de que la mayor parte de los trabajadores son asturianos y gallegos.»

El bonito pueblo de Congostines en la actualidad. Fotografía de José Luis Fernández


En el otoño se produjo una nueva pelea entre los obreros de grandes magnitudes, pese a que los efectivos de la Guardia Civil habían sido reforzados ese verano. La noticia fue recogida así por El diario de Lugo de 28 octubre de 1883:

Los sucesos de Pajares. No hace cuatro meses que los trabajadores del ferro-carril tramaban porfiada reyerta, de la qué resultaron dos muertos y algunos heridos. Quedaba él rencor clavado como una espina en el corazón, sin temor al castigo, ni al aparato de la justicia. Aquellos infelices que para ganar un mezquino salario duermen en miserables chavolas [sic] y pasan el día ó la noche trabajando en un túnel, donde respiran el mortífero humo de la dinamita que envenena la sangre y destroza los pulmones, iban al trabajo armados de pistolas y navajas, relampagueando en sus ojos la ira y dirigiéndose amenazas como preludio de la tempestad que estalló el jueves en las inmediaciones de Paraná.
Empezó por la tarde con el disparo de algunos tiros. Los gallegos y los asturianos que trabajaban en las secciones primera y segunda, formaron dos bandos y durmieron en los montes. El viernes se dirigieron unos 800 asturianos, al son de la gaita, á tomar las alturas de Establon, donde estaban los gallegos, según parece, en número superior, y á los gritos respectivos de ¡Viva Asturias! y ¡Viva Galicia! se acometieron con saña resultando más de veinte heridos, algunos de los cuales ya han muerto.
Una carta de Puente de los Fierros, añade que por la noche se presentaron allí los trabajadores, soltando cartuchos de dinamita entre algunos de rewólver [sic], retirándose después hacia el túnel del Capricho, donde, al encontrar á sus adversarios, se promovieron nuevos escándalos. Los rebeldes, dice, recorren (el sábado todavía) los trozos de la línea, reclutando gente y dando feroz paliza al que se niega á seguirles. Todos los obreros pacíficos emigran á trueque de perder su trabajo y con él sus medios de subsistencia.
El sábado llegaron el gobernador de Oviedo, el comandante de la guardia civil, un teniente y veinticuatro individuos del cuerpo, tomando la dirección de Los Troncos, donde al parecer, estaban parapetados los revoltosos. Después se supo que estos huyeron á la desbandada; poro no por eso dejaban de armar nuevamente escaramuzas á tiros, palos y puñaladas en el pueblo de Las Nieves. Unos 40 presos conducidos á la cárcel de Pola de Lena, iban maniatados y gritando por el camino ¡Viva Asturias!
Decíase, por último, que después de lamentarse nuevos heridos, todo había terminado, y que se habían reanudado los trabajos, lo cual es menos verosímil. Sea como quiera, no solo se deben condenar estas rivalidades entre españoles y esas bárbaras agresiones, sino esa apatía del Gobierno ante millares de hombres, no todos morigerados ni mucho menos, y faltos de ilustración y honestas distracciones, para cuya vigilancia no ha destinado más que una veintena de guardias civiles en tan extensa comarca, y esto á duras penas y aún exigiendo á los contratistas alojamiento y menaje para ellos, como si no fuera deber exclusivo del Gobierno la conservación del orden.


Detención de los cabecillas asturianos de La Encarrilá por parte de la Guardia Civil de Navidiello. Diario El Carbayón de 2 de noviembre de 1883.
Tras estos sucesos, y quizás también por ir terminándose las obras muchos de los trabajadores gallegos se fueron marchando de Pajares. (La Iberia 5/11/1883).

La Guardia Civil detuvo posteriormente a más obreros por la reyerta de octubre y también a un individuo por alterar el orden público al pasearse por con diez cartuchos de dinamita y la mecha correspondiente (La Iberia. 14/11/1883)

Una de las dos iglesias de la pequeña aldea de Casurvía. Fotografía de José Luis Fernández.

Los Accidentes en las obras

A más de cuatrocientos se hace subir ya el número de muertos y heridos á consecuencia de explosiones y desprendimientos ocurridos en las obras del Pajares, desde que estas dieron principio. ¿Qué importa eso, si los ingenieros cobran puntualmente sus sueldos, y los contratistas se enriquecen, y nadie les exige responsabilidad alguna? El Motín (Madrid). 27/8/1882, n.º 35, página 3.

En el momento en el que AGL arrancó las obras de la Rampa de Pajares, y tras el rechazo de pleno al cambio de trazado en marzo de 1881, los trabajos tomaron un ritmo vertiginoso. Esto que siempre se ha elogiado, se llevó a cabo a todas luces con menoscabo de la seguridad de los trabajadores de las obras. En aquel momento la vida y la salud de los trabajadores poco o nada importaba. Incluso la prensa, cuando se hacía eco de accidentes graves en los que se producían víctimas por derrumbes en los túneles parecía preocuparse más por los posibles retrasos en la obra que ello provocaba que en los infortunados obreros.

La cifra exacta de muertes en las obras de la Rampa de Pajares es muy difícil averiguarla, pues además de los fallecidos directamente en accidentes, estimada en unos 50 recogidos por la prensa, habría que sumar aquellos cuya noticia no fue noticia, también se deberían sumar los heridos graves en accidentes, los que enfermaron por las condiciones deplorables de vida.

Detalle de una de las fotografías de Sauvanaud en la boca lado León del túnel del Capricho

El Diario de Lugo publicó el 14 de octubre de 1882 una noticia con información del Juzgado de Pola de Lena en la que indicaba que entre el año 1881 y los diez primeros meses de 1882, la cifra de fallecidos en el tramo asturiano de Pajares se elevaba a 24 operarios, además de 11 heridos en accidentes de trabajo. A ellos se deben añadir los accidentes sucedidos desde la parte leonesa el túnel de La Perruca a la estación de Busdongo, cuya instrucción correspondía a los juzgados de La Vecilla, en la vecina provincia de León. También es necesario recordar la etapa anterior de trabajos realizados por parte de Noroeste y el Consejo de Incautación, cuando se trabajó entre Busdongo y el Valle de Las Piedras, en el que no es descartable que sucediera algún accidente.

Una revisión exhaustiva de la prensa del momento con los distintos accidentes recogidos durante las obras de la Rampa de Pajares nos permite acotar la cifra de fallecidos en las obras, por accidentes de trabajo, entre 1881 y 1884. Tras la inauguración de la línea, adelantada en la medida de lo posible para realizarla antes de que caducara el plazo concedido por la administración, hizo que durante un tiempo ya con la línea en servicio continuaran trabajos para consolidación de las obras de fábrica, remates y revestimientos, y como no podía ser de otra manera, continuaron los accidentes.

• Febrero 1881 - 3 muertos. Telegramas de Busdongo recibidos ayer en centros autorizados, no solo confirman la noticia, sino que nos permiten dar algunos detalles sobre tan horrible catástrofe.
Hace pocos días llegó al sitio donde se ha de abrir el llamado túnel de la Perruca Mr. Roitel, súbdito francés, quien había contratado no há mucho tiempo con la Compañía de la línea férrea de Asturias, Galicia y León la ejecución de tan importantes obras. Acompañaban á Mr. Roitel, un hijo suyo y varios dependientes.
En la tarde de anteayer, se preparaban á hacer algunos ensayos en el túnel valiéndose de la dinamita, y al efecto calentaban algunos cartuchos llenos de esta sustancia explosible en la chimenea de la casa en que vivían. Mientras se practicaba esta operación, Mr. Roitel (hijo) salió de la casa en dirección de la boca Sur del túnel, distante de allí unos cien metros. No habían trascurrido dos minutos cuando se oyó una detonación espantosa. La casa había saltado por la explosión de los cartuchos de dinamita.
Mr. Roitel (padre) el cajero, y el jefe de mineros quedaron muertos en el acto. Mr. Roitel (hijo) escapó milagrosamente de una muerte cierta por haber salido momentos antes de la casa. Mr. Roitel era uno de los contratistas de obras públicas que de mas crédito gozaban en Francia por su actividad, su inteligencia y por los poderosos medios de que disponía para emprender obras de cierta importancia.
(El bien público. 8 de febrero de 1881)

• Diciembre 1881 - 5 muertos. Pajares. A las seis de la mañana del día 16 ha ocurrido la explosión y voladura de una de las fraguas establecidas en la boca Norte del túnel de la Perruca, ocasionada por inflamación de dinamita, lamentándose la muerte de cuatro operarios y tres heridos, dos de ellos graves que se hallan en un estado lamentable en el hospital provisional habilitado por un particular de este pueblo. La sala de la casa, con cuatro camas, ha sido destinada á los enfermos, que son cuidados con especial cariño por los dueños de la misma; la asistencia facultativa está á cargo de dos médicos, uno el titular de Lena, que con toda solicitud é interés prestan á los enfermos los auxilios de la ciencia. (La Ilustración gallega y asturiana. 18 de diciembre 1881.)

El rey concedió 4.000 reales a las familias de las víctimas de los muertos y heridos. (La Mañana. 21 de diciembre de 1881).

Al parecer, la explosión se produjo cuando un minero quiso descongelar unos cartuchos de dinamita que iba a utilizarse. Su ocurrencia consistió en llevarlos a la fragua y meterlos en un caldero con agua caliente, y como ésta no estaba lo suficientemente caliente, introdujo una barra de hierro al rojo vivo para calentarla. Al remover el agua con la barra provocó la explosión de los cartuchos y otros sesenta que llevaba para proceder de igual forma. Los muertos por la explosión fueron finalmente cinco, uno de ellos fallecido un par de días después tras amputársele las piernas, y dos o tres heridos muy graves. El gobernador se trasladó al lugar para dar comprobar que el director de obra iba a tomar las medidas oportunas para evitar nuevos accidentes con el uso de explosivos.

• Marzo 1882. En la boca Norte del túnel de la Rozada, sección contratada por el señor Calleja, estando cargando un barreno, se inflamó la carga de dinamita, resultando heridos cinco individuos, dos de bastante gravedad. La explosión, sin duda fue debida á la poca precaución que los obreros emplean en estas operaciones. (La ilustración cantábrica. 18 de marzo 1882.)

• Abril de 1882 - 1 muerto. Nos dicen de Oviedo que á consecuencia de un desprendimiento de tierras en el túnel de los pozos dé las obras del ferro-carril de Pajares, ha muerto uno de los operarios y herido otro de alguna gravedad. (El Fígaro. Madrid. 21 de abril 1882)

• Agosto de 1882 - 3 muertos. El desprendimiento de tierras de la galería Norte del túnel de la Perruca ocurrió a 9,50 metros de la sesta [sic] boca, sin cortar por ello la circulación. A última hora comunican de Oviedo que el túnel ha quedado completamente evacuado habiéndose estraido [sic] tres muertos y dos heridos. (La Correspondencia de España. 9 de agosto de 1882)

• Noviembre 1882 - 1 muerto. A un operario del ferro-carril de Pajares estando cargando un arma con dinamita, se le inflamó esta y produjo la muerte instantáneamente. El suceso ocurrió en el túnel de Topeal. (El Serpis. 15 de noviembre 1882)

• Febrero 1883 – 1 muerto. Un desprendimiento de tierras en el túnel denominado Capricho de las obras del ferro-carril de Pajares (Asturias), ha sepultado a uno de los destajistas que se encontraba trabajando en dicho sitio. (El diario de Lugo. 18 de febrero de 1883)

• Abril 1883 – 2 muertos. Un desprendimiento de tierras ocurrido en el túnel de Columbiello, en las obras del ferro-carril de Pajares, ha ocasionado la muerte de dos peones, hiriendo gravemente a otro. (La Correspondencia de España. 2 de abril de 1883)

• Junio 1883 – 1 muerto. A las dos de la madrugada de ayer se desprendió una peña del túnel en construcción denominado de la Pallariega (Puerto de Pajares), cogiendo á un obrero, á quien dejó cadáver en el acto, y fracturándole un brazo á otro. (El Día. 17 de junio de 1883)

• Agosto 1883 – 3 muertos. A las nueve de la noche del día 21 se desplomó un piso del túnel de la Pallariega, puerto de Pajares (Asturias), cogiendo debajo á tres mineros, que quedaron muertos en el acto. Otro obrero quedó herido de gravedad. (La Correspondencia de España. 23 de agosto 1883)

• Noviembre 1883 – 1 muerto. Un operario de las obras del ferro-carril de Pajares ha muerto á consecuencia del desprendimiento do una piedra de la cantera próxima al túnel de la Ventana. (El Pabellón nacional. 20 de noviembre de 1883)

• Diciembre 1883 – 1 muerto. En el túnel en construcción titulado «Capricho Pajares» ha ocurrido un desprendimiento de tierra y piedras, á 300 metros de distancia de la boca sur, ocasionando la muerte a un trabajador e hiriendo gravemente a otros dos. (La Correspondencia de España. 4 de diciembre 1883)

• Diciembre 1883 – 1 muerto. En la boca del túnel del Capricho de la línea férrea en Oviedo, ha sido arrollado por un wagón [sic]un obrero, dejándolo muerto en el acto. (La lucha. 5 de diciembre de 1883)

• Abril 1884 – 2 muertos. En las obras del ferro-carril de Pajares, ha ocurrido un desprendimiento de tierras, resultando muertos dos trabajadores. (El diario de Lugo. 29 de abril de 1884)

• Mayo 1884 – 1 muerto. El desprendimiento de una piedra ha ocasionado la muerte á un operario en el túnel llamado de Valdetocino, en el ferro-carril de Pajares. (La Correspondencia de España. 30 de mayo de 1884)

• Junio de 1884 – ¿12 muertos?. Una catástrofe. A las repelidas desgracias de que venimos dando cuenta, ocurridas en las obras de perforación del puerto de Pajares, hay que añadir las que comunican los periódicos de Oviedo. Uno de los túneles en construcción, el de Váldecales, que es el segundo del trozo tercero, y mide 300 metros, se ha hundido, causando la muerte á doce infelices obreros que en él trabajaban. Dichos periódicos no comunican pormenores de la catástrale. (El liberal. 9 de junio 1884)

El suceso del túnel de Valdecales (Pajares) no reviste toda la gravedad que en un principio se creyó, pues sólo se hundieron 6 metros de túnel, y no completamente, como en los primeros momentos se había dicho. Si el hundimiento hubiera sido total, la catástrofe seria inmensa, pues el túnel de Valdecales mide una extensión de 310 metros, y el número de víctimas hubiera sido muy considerable, además de que retrasaría por tiempo indefinido la terminación de las obras del ferro-carril. Se dice que son ocho los obreros que han perecido, habiendo quedado también sepultado el capataz que era uno de los mejores prácticos de España. (La Discusión. 15 de junio de 1884)

• Julio de 1884 – 1 muerto. Una máquina del ferro-carril ha muerto en Pajares á un operario. (La Unión. 12 de julio de 1884)

• Noviembre de 1884. Dicen de Oviedo que por desprenderse un andamiaje en uno de los túneles de Pajares, han resultado seis ó siete heridos. El catálogo de las víctimas de esas desdichadas obras, no tiene trazas de terminar. (El Liberal. 16 de noviembre de 1884)