sábado, 31 de mayo de 2025

La desaparición del viaducto de Parana

En noviembre de 1943 se realizó un proyecto para la sustitución del viaducto de Parana por un terraplen, o más correctamente un pedraplén. Las deficiencias existentes en el anclaje de la pila metálica del lado Gijón provocaban un desplazamiento lateral del tercer tramo del viaducto al paso de los trenes descendentes, lo que obligaba a reducir la velocidad de los mismos a su paso y mantener vigilancia constante. Probablemente esta situación se debió al atentado que sufrió el viaducto durante los sucesos de la Revolución de Asturias de Octubre de 1934.


En el proyecto se contemplaba el relleno del fondo del valle con estériles de mina, 128.000 metros cúbicos en total, previo desvío del río Parana y del arroyo La Sorda mediante una alcantarilla y un túnel excavado en la roca, respectivamente, para poder asentar el terraplén directamente sobre el terreno.

En enero de 1944 se adjudicaron las obras a la empresa Goicoechea S.L. presupuestadas por algo más de millón y medio de Pesetas. Las obras no iban a resultar fáciles, pues la excavación del túnel para el desvío del arroyo de La Sorda se complicó más de lo previsto por las filtraciones de agua y el suministro de estériles de mina se retrasaba también. El contratista reclamó sucesivas revisiones de los precios, junto a la presentación de precios contradictorios por partidas no previstas, alargándose las obras por éstas causas, junto a las inherentes de la complejidad de los trabajos que debían ser simultaneados con la circulación de los trenes; el vertido de estériles de mina se hacía desde los propios vagones situándolos sobre el viaducto de Parana. En el verano de 1949 se anula el contrato con la contrata al no alcanzar entonces el terraplén ni la mitad de la altura.

Es necesario redactar un nuevo proyecto para contemplar la revisión de precios y partidas y la obra se adjudica nuevamente a la empresa Garriber. Al parecer en este proyecto se decide desguazar los tramos metálicos para eliminar totalmente la estructura, sin embargo las pilas metálicas ya estaban embebidas por el terraplén. Esta modificación obliga a aumentar la base del terraplén y su volumen mediante el vertido de nuevos espaldones de estériles sobre lo ya construido al aumentar la altura del terraplén, y por ello aumentar la longitud de los desvíos de los cauces fluviales. Estas modificaciones retrasarían la finalización de las obras, y hasta el 25 de abril de 1952 éstas no se dan por concluidas, enterrando para siempre el mito del viaducto de Parana. El coste total de las obras se multiplicaría por tres al superar los cuatro millones y medio de Pesetas.


Con esta actuación, necesaria de todas formas para admitir material móvil más moderno y pesado, como finalmente sucedería, desapareció uno de los viaductos más espectaculares de los ferrocarriles españoles. Aunque no destacaba sobre otros ni por su longitud ni altura ni luz, sí lo hacía por su ubicación y características, en plena curva y en rampa de 20 milésimas, además de contar con pilas metálicas, y por la autoría de su diseñoe instalación. Una solución similar a la del viaducto de Parana fue acometida para eliminar los viaductos metálicos de Congostinas y Matarredona. Aunque ya no se pueda desenterrar jamás el viaducto de Parana quizás se podría realizar una cata para recuperar un pequeño trozo de un tramo metálico...

viernes, 30 de mayo de 2025

Trenes singulares en la Rampa (I): el tren del Circo Price

Comenzamos una nueva serie de entradas dedicadas a aquellos trenes únicos o tráficos puntuales que han circulado en algún momento por la Rampa de Pajeres, que, dada su singularidad y excepcionalidad, y pese a que no existan apenas testimonios gráficos, y menos aún en pleno paso del puerto, merecen ser rescatados del olvido. Nuestros amigos los modelistas, entre otros, lo agradecerán.

El primero de los trenes que traemos es el de los convoyes del célebre Circo Price, que durante varios años alcanzaba con una frecuencia anual, la ciudad de Gijón. Hasta finales de los años setenta del pasado siglo este circo, ya centenario por entonces, se desplazaba por toda la geografía española para realizar sus funciones especiales fuera de su sede fija madrileña. El Circo Price fue un circo fundado en 1853 por el irlandés Thomas Price en la ciudad de Madrid, y entre 1880 y 1970 tuvo su sede física en un edificio en la Plaza del Rey. Sus gestores, Feijoo y Castilla, continuaron durante aquella década y primeros años de la siguiente con las giras por España con los clásicos circos de provincias, bajo el nombre del Circo Price de Madrid.

Para trasladar toda la caravana circense de carretas, viviendas, animales y materiales de ciudad en ciudad, pese a que en los años setenta del pasado siglo ya había buenos transportes por carretera, el Circo Price de Madrid seguía confiando en el ferrocarril para realizar estos movimientos. Así, el diario El Comercio de Gijón anunciaba que, para la instalación del circo en la villa gijonesa con duración de una semana, eran necesarios dos trenes con cuarenta unidades cada uno. Conocemos que durante la década de los setenta del pasado siglo el Circo Price de Madrid se trasladó a Gijón, al menos, en 1972, 1973 y 1977.  

El Comercio, 1972

Conocemos la existencia de al menos, una fotografía de estos trenes camino de Gijón, tomada el 11 de julio de 1977 en la señal avanzada de Santa Lucía por el alemán Norbert Cremers, a quien agradecemos enormemente su amabilidad al permitirnos publicar esta imagen. El tren estaba formado por la inglesa 7753, un coche de viajeros de la familia 5000 y vagones plataforma M1, sobre los cuales iban cargadas las carretas. El Festival Mundial del Circo 1977 estuvo en Gijón entre los días 15 al 19 de julio, ubicado en las inmediaciones del Molinón.  

Pueblo, 1974

El Comercio, 1977

sábado, 17 de mayo de 2025

El libro de Norte de las locomotoras 6000

 Tras la puesta en funcionamiento de la electrificación de la Rampa de Pajares, la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España no solo publicó el libro sobre la propia electrificación, si no que también editó otros dos dedicados a las dos series de locomotoras empleadas en ellas, las 6000 y 6100, a modo de libro de descripción e instrucciones para su manejo. Al igual que sucedió con el primero, estos otros dos fueron igualmente reeditados por el Departamento Eléctrico de Renfe en sus primeros años de existencia.


En el caso del libro dedicado a las locomotoras de la serie 6000, fue impreso en 1925 en Madrid por Sobrinos de los Sucesores de M. Minuesa de los Ríos, imprenta especializada en la publicación de todo tipo de documentación y libros ferroviarios, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX y tuvo continuidad hasta mediados del pasado. La portada del libro está ilustrada con una imagen de un tren remolcado por una locomotora 6000 en el puente de sobre el Naredo, a la salida de La Pola. El libro cuenta con 293 páginas, ilustrados con fotografías y planos, junto a 41 esquemas eléctricos y neumáticos en hojas desplegables. Al final del libro, las últimas páginas están dedicadas a la propia conducción de la locomotora.




El ejemplar que ha caído entre mis manos guardaba una sorpresa: la tarjeta de visita de Mario Viani, subjefe de Tracción, exencargado de la Tracción Eléctrica en la Compañía del Norte.


 

sábado, 3 de mayo de 2025

Renfe 251, 43 años después

Desde el desembarco de las dos primeras locomotoras de la serie 251, que arribaron al puerto de Barcelona en mayo de 1982, hasta la actualidad, ya han transcurrido nada menos que 43 años. A partir del verano de aquel año, en el que comenzaron las pruebas de las primeras 251 en Pajares, la serie ha estado ligada a la explotación de la Rampa.

Por ello, es el momento de hacer un repaso a la situación actual de la serie, que actualmente se desarrolla fundamentalmente en lo que antaño fue la 5ª Zona, y su presencia en Pajares y Asturias es puramente testimonial, tras la llegada de las 256.1 y la entrada en servicio de la Variante. De las 30 locomotoras construidas, en la actualidad permanecen 27 unidades de alta en el parque de Renfe Mercancías, tras las bajas definitivas de la 251-001, 251-009 y 251-016, por incendio la primera y por accidentes las dos últimas. Las locomotoras supervivientes cuentan con entre cinco y siete millones de kilómetros recorridos, lo que demuestra su brillante resultado, máxime cuando se trata de una locomotora que ha permanecido casi toda su vida reunida en una misma base, y que más de dos tercios de su vida activa ha estado dedicada exclusivamente a servicios de mercancías.

  • 251-002 activa
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  • 251-004 en el Taller de Barcelona Can Tunis, por avería en el freno de estacionamiento.
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  • 251-008 en el Taller de Lugo de Llanera apartada
  • 251-010 activa
  • 251-011 en el Taller de Barcelona Can Tunis, por avería en un motor de tracción.
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  • 251-014 en el Taller de Villaverde Bajo, revisión IM4
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  • 251-019 activa
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  • 251-023 en el Taller de Villaverde Bajo, revisión IM4
  • 251-024 en el Taller de Barcelona Can Tunis, por avería en transmisiones
  • 251-025 activa
  • 251-026 en el Taller de Barcelona Can Tunis, por avería en areneros
  • 251-027 en el Taller de Lugo de Llanera avería rodadura
  • 251-028 en el Taller de Villaverde Bajo, revisión IM4
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  • 251-030 activa 
Agradecer a 269.050 la información facilitada.