El pasado 22 de marzo de 2019 ha circulado por la Rampa de Pajares, probablemente y si nada lo remedia, el último tren cargado con carbón, una de las mercancías que en los 135 años de vida de la línea nunca, o casi nunca, ha faltado. La 251-022 se ocupó de la tracción del tren 82770 Aboño-La Robla, con salida de origen a las 4:20 de la madrugada.
El
final de este tráfico viene justificado por el cierre anunciado de la Central Térmica de la Robla. Todas las
compañías energéticas han anunciado recientemente la clausura de sus centrales
térmicas, a corto o medio plazo, por razones de costes derivados de las
exigencias mediaoambientales: Endesa anunció el fin de Compostilla para junio
de 2020, además de la de Teruel, Naturgy ya cerró en 2018 la central de
Anllares y anunció el cierre de La Robla para 2020, junto a Soto de la Barca
y Meirama. Hace un par de años, Gas Natural Fenosa ya vendió sus minas de carbón
sudafricanas. Al parecer, todos estos cierres son debidos al alto coste del pago
de emisiones de CO2 y del propio carbón, y a que no sería posible rentabilizar
las elevadas inversiones para minimizar la contaminación para poder funcionar durante algunos años más.
Antes
de la Guerra Civil se instalaron las primeras centrales termoeléctricas en
España que empleaban carbón, como fue la de Santa Cruz de Mieres,de la compañía
Viesgo, y que está tan ligada a la propia electrificación de la Rampa de Pajares.
Tras la contienda, y promovidas por compañías eléctricas o el propio Estado,
fueron varias las centrales térmicas que se instalaron, como las de Lada
(Langreo), Escatrón (Zaragoza), As Pontes, Aliaga y Ponferrada. Fue a finales de los
años sesenta y primeros setenta cuando hubo un desarrollo espectacular en la implantación
de nuevas centrales térmicas o ampliación, principalmente en Asturias y León, junto a Teruel y Andalucía.
Estas instalaciones surgieron en plena etapa
del desarrollismo, y se convirtieron en una alternativa al consumo doméstico,
industrial y siderúrgico para el consumo del carbón autóctono, ya entonces en
crisis, lo que ha permitido que la minería asturleonesa del carbón haya llegado hasta la
segunda década del siglo XXI.
De
esta forma surgen, o se amplían, en el norte peninsular las centrales de Soto de Ribera,
Aboño, Compostilla, Anllares, La Robla, Soto de la Barca, y Velilla del Río
Carrión (Palencia). En otras comarcas mineras españolas sucedió de igual forma,
tanto con el carbón de hulla, antracita o lignito. En los años setenta
surgieron algunas centrales en el litoral andaluz creadas para consumir
inicialmente fuel, pero tras las crisis del petróleo se reconvirtieron al
carbón, que debía llegar vía marítima o por carretera. Ya entrado el siglo XX
nacieron las centrales de ciclo combinado, para consumir gas natural.
Conforme
la minería nacional iba perdiendo peso en la producción, las centrales térmicas
se vieron obligadas a comenzar a consumir carbón de importación, en especial a
partir de los primeros años del siglo XXI, con el aumento de la demanda existente
por el periodo de bonanza que vivía el país, además en condiciones más
ventajosas de precio, en. La primera que
comenzó a importar carbón y a transportarlo por ferrocarril fue la central de
Velilla, que a mediados de los años noventa del pasado siglo lo transportaba
desde el puerto de Santander por la línea de La Robla de Feve, en aquel momento
en un estado decrépito. En 1995 Feve también comenzó a transportar carbón desde
el puerto de El Musel a las centrales de Hidroeléctrica del Cantábrico de Aboño
y Soto de Ribera.
En
2006 Unión Fenosa instaló en la térmica de La Robla un apartadero ferroviario
para poder recibir por ferrocarril carbón de importación, y a partir del 28 de
enero de 2007 Acciona Rail Services se encargó de transportar 600.000 toneladas
anuales desde el puerto de El Musel. Este
servicio se desarrolló de forma ininterrumpida hasta el verano de 2009 con
tracción diésel, dos locomotoras 333.3, una singularidad en la Rampa hasta
entonces fuera de excepcionalidades como averías o temporales de nieve por
parte de Renfe. En marzo de 2010 el tráfico fue retomado con una locomotora 253
alquilada a Comsa Rail Transport e incluso 335 hasta finalizar el contrato en
el verano de 2010. Posteriormente, a partir de 2011 este tráfico pasó a hacerlo
Renfe con su propio material, tolvas TT4 y locomotoras eléctricas.
El
recorte de ayudas al sector de la minería que se produjo en el año 2012, pese a
las movilizaciones de los mineros, esto supuso el final de la minería privada
en León, con el fin de la Hullera Vasco Leonesa y Coto Minero Cantábrico, la sucesora
de la MSP. Esta situación produjo que tanto la térmica de Compostilla como la
de La Robla se vieran obligadas a consumir la casi totalidad de carbón de
exportación, y éste, llegase por
ferrocarril desde los puertos asturianos. Pese a la situación de crisis global,
los buenos precios del carbón frente al gas, y la demanda, hacían que las
térmicas leonesas funcionasen a pleno rendimiento. Renfe puso durante
temporadas hasta cinco servicios diarios entre Aboño y La Robla.
Unión
Fenosa ya había confiado anteriormente a Renfe el transporte de carbón con
destino a la central de Anllares, desde Asturias a Ponferrada en vagones XX
para trasbordar mediante camiones. Este tráfico no tenían gran volumen y se
desarrolló de forma intermitente, con los primeros servicios en 2007 hasta 2012.
Por
su parte, Comsa comenzó en 2009 el tráfico de carbón desde San Juan de Nieva a
Ponferrada mediante cajas móviles, que hacían el último trayecto desde la
estación de Ponferrada a la central de Compostilla en camión, dado que la
térmica no tiene conexión ferroviaria de vía ancha. Fuero empleados los
contenedores que Comsa había introducido en 2007 para el fallido tráfico de
clínquer con destino a Cementos La Parrilla, si bien luego llegaron otro más.
Comsa
había comenzado en 2009 a transportar carbón desde los puertos de Ferrol y La
Coruña, pero a partir del verano comenzó a hacerlo desde los puertos asturianos
de El Musel y Avilés. Este servicio se inició con las locomotoras 335, que
incluso han circulado en doble por la Rampa. Durante 2010 este servicio despareció
y en 2011 se retomó desde San Juan de Nieva con las 253, y a partir de 2012 con
las 601 Bitrac. Posteriormente, a partir de 2015 pasó a realizarse desde Aboño,
en algún momento con dos trenes diarios, hasta su desaparición definitiva en el
verano de 2018.