El contratista de los trozos 3º y 4º, Eduardo Gutiérrez Calleja, no quiso ser menos y unos meses después, en la primavera de 1883, convocó a la prensa ovetense para mostrar los avances de su tramo: el comprendido entre la estación de Puente de Los Fierros, ya en servicio hasta Gijón, y la Recta de los Llanos, donde confluía con las obras del señor Buergo.
La crónica de la visita revela datos muy curiosos del sistema de ejecución de las obras, alguno poco conocido como el calado de los túneles, y entre ellos destaca la descripción campamentos de las obras. También podemos destacar, a tenor de lo recogido, que a los expedicionaros no les faltó ni comida ni bebida.
El 30 de mayo de 1883 apareció la crónica de la visita publicada en el diario El Carbayón.
Alvia a su paso por la Col.lá de Congostines, con el pico Tres Conceyos de fondo y la Col.lá Propinde a su derecha. Fotografía de José Luis Fernández.
UNA VISITA
Atentamente invitados por el señor Rogelio de Inchaurrandieta asistimos
a una de esas espediciones [sic] que siempre son gratas y dejan en el ánimo de los
asistentes vivos recuerdos.
Con el objeto de ver el estado de las obras en los trozos 3º y 4º,
contrata del Sr. Calleja, salieron de Oviedo en el tren-correo, el domingo último,
el Ingeniero Jefe de caminos de la Provincia Sr. D. Francisco Casariego, el
Ingeniero del mismo cuerpo Sr. D. Alfredo Álvarez Cascos, los señores Don César
Argüelles Piedra y D. Nicolás Lapeña, y los representantes del Eco de Asturias
y El Carbayón; no habiendo podido asistir, porque sus ocupaciones ó el estado de
salud lo impidieron, otros muchos invitados, que hicieron presentes sus escusas
[sic] de palabra o por escrito.
Los espedicionarios [sic] fueron recibidos en la Estación de Puente de
los Fierros, por el Sr. D. Rogelio Inchaurrandieta, ingeniero Jefe de las obras
en dichos trozos, y por el ingeniero Sr. D. Carlos Angulo.
Después de tomar unas pastas y unas copas de Jerez, se visitaron los
túneles de Batán y de Orria, de 307 y de 1040 metros de longitud respectiva; el
primero está completamente terminado y el segundo muy adelantado, según podrá
verse en el estado que al pié de esta reseña hemos de insertar.
Después se tomaron los caballos que al efecto se había dispuestos y
pasaron los espedicionarios [sic] a ver
el gran túnel de Congostinas-Parana, ó del Capricho
de 1800 metros de longitud. Este túnel sólo tiene dos ataques. En él se trabaja
con pasmosa actividad sin escatimar ningún
capricho pecuniario y poniendo a prueba la inteligencia del lucido
personal facultativo que al frente de los trabajos tiene el contratista Sr. D. Eduardo
Gutiérrez Calleja. En una sola boca trabajan diariamente 500 hombres, divididos en
tres tandas que se remudan cada ocho horas. Por tanto las obres no se interrumpen
un solo momento ni de día ni de la noche.
En esta gran obra de fábrica funcionan dos perforadoras; en la boca
inferior se dispusieron los trabajos de manera que se lleva al mismo tiempo el avance,
ensanche, stroza [sic], bóveda y estribos.
Para ello se va tendiendo una especie de puente á lo largo del túnel que
permite á unos trabajaren bóveda mientras otros se ocupan en la parte interior del
ensanche y construcción de los estribos.
Todo esto
significa un enorme aumento de
precio en las obras que asustó a las personas facultativas que lo vieron, y que
como inteligentes en la materia comprenden los sacrificios que los contratistas
hacen por salir airosos de su compromiso.
Cerca de este túnel se trabaja en el grandioso viaducto de Parana, de
tramos metálicos, de 30 metros de elevación desde los cimientos, de 40 de luz los
dos laterales y de 50 el del centro. Solo viendo estas obra de fábrica puede
uno comprender las prodigios de actividad que son necesarios pata cumplir el
compromiso de la contrata.
A la una de la tarde del domingo regresábamos á Puente de los Fierros,
donde después de almorzar en la Fonda de una manera expléndida [sic], tomamos
la dirección del plano inclinado.
Nos acompañaban los Sres. Inchaurrandieta, Angulo, y Sizzo; y después
de atravesar el soberbio puente colgante que pone en comunicación el plano
inclinado y la estación de Puente de los Fierros, nos colocamos en la wagoneta [sic]
y comenzó la ascensión á la Collada, por medio de la atrevida obra que presta
el servicio de arrastre de toda clase de materiales, necesarios para los trabajos que se ejecutan en los trozos 3º y 4º.
La falta de vías de comunicación y la imposibilidad absoluta de llevar
los materiales á los puntos donde son necesarios, hicieron pensar seriamente en
el medio de salvar tan grave dificultad, y en su consecuencia se ideó y ejecutó
el plano que nos ocupa. Es una obra atrevida, como dijimos anteriormente, y salva
una altura de 350 metros por medio de una línea férrea de 1080 de longitud.
Esta línea está dividida en varias rasantes algunas de las cuales alcanzan una
pendiente de 83 y 44 por 100, si no estoy equivocado. Al pié del plano se ha construido
una Estación, puesta en comunicación, con la de la parte superior por medio de
un teléfono. La ascensión se hace por medio de wagonetas arrastradas por un
magnífico cable de alambre.
Una vez en el alto, montamos en caballo y empezamos á recorrer parte
de las obras del trozo 3º en el que vimos los túneles de Collada, Tintones, Bosnacil, Sorda, Valdecales y
Peñas agudas; todos catados y algunos en vías de terminarse muy pronto. En el
último de estos túneles hemos visto una entibación [sic] de mucho mérito, entibación
[sic] que han hecho necesaria repetidos desprendimientos ocurridos allí.
El túnel de la Sorda es el más importante de los que visitamos en la
tarde del domingo y de él se halla encargado el Inteligente Ayudante Sr. Fraile.
Por el mismo sitio regresamos, cerca del anochecer, a Puente de los
Fierros, donde después de cenar opíparamente, se hizo noche.
El lunes a las seis de la mañana después de una diana ejecutada al piano por el simpático Sr. Sizzo, todo el mundo
saltó de la cama para ponerse en camino y proceder a la visita del resto de las
obras. La espedición [sic] se hacía a caballo; el día magnífico y despejado,
permitía observar el soberbio paisaje que se ofrece a la vista desde aquellas
alturas. Desde Malvedo y Bustiello nos estasiábamos [sic] contemplando a lo
lejos los pueblos de la Frecha, Campomanes, Lena, Zureda, Columbiello, y otros
que no recordamos; dirigiendo nuestras miradas el lado opuesto se divisaban los
límites de la provincia y presenciamos con asombro la bajada de la pequeña
locomotora que presta servicio en los trozos del Sr. Buergo y Cuervo. Decimos
con asombro, porque parecía que la pequeña máquina descendía de las nubes, con
las que se confundían las altas montañas del Puerto de Pajares, que era por
donde a la sazón caminaba aquel tren.
Los túneles que hemos visto en este día fueron los de Burón, Naveo,
Picos, Carbayo, Valdehaces, Laguna, Corrada, Sierros, Bustiello, Rasa de las
Cruces, Tejera, Columbiello, Periones, Buron, Rozadas, Linares Congostinas y Roza
números lº y 2º. La marcha de los trabajos en todas ellas es tan buena, que los
ingenieros y demás personal facultativo encargado de ellos, dicen que la obra está
vencida, y que no solo no necesitan prórroga para cumplir el contrato, sino que
no la quieren y efectivamente se ve tal adelanto en las obras, se observa tal
actividad que se convence uno de que es posible que para el plazo señalado por
la ley, se terminan las obras del ferro carril que nos ocupa.
Y una vez que llegamos a este punto, bueno será que demos algunos
detalles, muy escasos y defectuosos, pero que servirán para formarse una Idea de
los increíbles sacrificios que se llevan a cabo por el Sr. Gutiérrez Calleja,
para salir airoso del compromiso; bastará decir que se han hachó caminos da
servicio en toda la longitud de la línea férrea en construcción que estos caminos
están auxiliado por numerosas redes de ferrocarriles de vía estrecha; que el subir
a aquellas alturas carril cuesta 30rs. ,20 y 30 el de ladrillos y así por el
estilo todo. Se han instalado fabricas de arena en Columbiello, Linares y Corrada;
y de ladrillo en Casorvida la grande y en Malvedo, además de surtirse estos dos
materiales, de Vega y de Lugones.
Hemos visto la actividad con que se levanta el
gran viaducto de Burón que lleva
arcos de 20 metros de luz y 31 de altura, desde los cimientos; esta magnífica
obra de fábrica se hace con todo esmero é inteligencia, lo mismo que el reato
de los trabajos.
También se lleva con gran actividad el túnel de Congostinas, que se abre
en roca durísima de cuarcita, con agua en la boca superior, arrastres de materiales
dificilísimos y ventilación mecánica en ambas bocas.
Una vez en Linares, después de una escursión [sic] a caballo de más de
cuatro horas, descansamos un la casa que en aquel punto tiene el Ingeniero
señor D.Arnaldo Sizzo, que hizo de aquel desierto una improvisada población,
compuesta de edificios que á las claras demuestran que están destinadas a
prestar albergues a los hijos del trabajo.
Llegada la horas de almorzar, penetramos en una pieza habilitada para
servir de comedor, y quedamos sorprendidos al ver un decorado de esos que solo
puede conseguir persona que reúna las cualidades del Sr. Sizzo.
Dentro del comedor, se creía uno en el Interior da una tienda de campaña,
pues eso imitaba el decorado que se hizo en la habitación con unas piezas de
lona. En los ángulos se habían formado elegantes trofeos compuestos de los
instrumentos que en sus trabajos emplean los ingenieros, y con diferentes
útiles y herramientas de los trabajadores. Para que hubiera de todo en esos trofeos,
no faltaban allí los cartuchos de dinamita con mecha y todo…
Todavía pienso en el terror que alguno sentía a su vista; no bastando
a tranquilizarle la familiaridad con la que lo manejaba el decorador amable que
nos obsequiaba tan expléndidamente [sic].
El almuerzo fue soberbio; no diré lo que se comió, porque francamente
no sabría decirlo; se comió bien y se bebió mejor. Los vinos más esquisitos [sic]
abundaron y se dieron animación a todas las cabezas, aún a las mejor asentadas.
El espumoso champagne llenó las copas
al rebosar de ellas el espirituoso y preciado líquido, brotaron los brindis de
las bocas de todos los comensales. Se brindó mucho y bien: por el Señor Calleja
que tuvo la galantería de preparar la espedición [sic] y los obsequios que se
nos hicieron; por el Sr. Inchaurrandieta y por todo el personal facultativo puesto
a sus inmediatas órdenes; por el Ingeniero Jefe de la provincia y por el Sr.
Cascos; por todos los presentes al acto, y por los amigos ausentes que, no
pudiendo asistir, estaban con nosotros con el pensamiento y por toda la provincia;
y en fin por los capataces y por los obreros que ejecutan estos importantes
trabajos que han de causar en su día el asombro de los viajeros cuando
atraviesen nuestras montañas arrastrados por la locomotora: en fin, se brindó
por todos y por todo...
Pero todo se acaba en este mundo y aquello se acabó. No sé quien fue
el que tuvo la fatal idea de consultar su reloj y al decir la hora que se
señalaba se dio la orden de marcha y regresamos a Puente de los Fierros, donde
después de dar las gracias a los anfitriones y de ser cortésmente despedidos
por ellos, nos metimos en el tren…y llegamos a Oviedo.
Se me olvidaba decirles a Vds. Que se nos citó y emplazó para recorrer
toda la línea en wagoneta [sic] a principios de año, si algún incidente
imprevisto no lo estorba.
¿No dice esto que las obras marchan bien?
Circunferencia